La vida es caminar. Y ¿qué más es la vida? -Seguir caminando.
En ese recorrido conocerás a muchas personas, pero nunca llegarás a olvidar a ninguna de ellas. Siempre habrá algo, una canción, un lugar, un olor, un detalle que provocará su recuerdo.
Pero no es preciso, ni aún en las peores circunstancias (es estas especialmente) mendigar amistad (y mira que se necesita). Hay que apreciar a los que se quedan y desear suerte a los que se van, sin más dramas, ni más aspavientos.
Porque, realmente, solo las personas que cargan con una enfermedad crónica e irreversible o con una discapacidad son las que saben de esa vida, de ese caminar y de lo que es pelear cada día.
Solo esas personas pueden juzgarse, porque son las que saben de su pasado y de cómo han ido anidando las opiniones que defienden y conocen los que es fuerte y frágil y lo que suponen los recuerdos o la presencia de la amistad.
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