Dicen que el Dalai Lama dejó dicho o escrito (no lo sé) lo siguiente: “Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar”.
Pero yo no estoy de acuerdo: Ni acepto ni me resigno. Cada día, cuando la jornada se acaba y a pesar de todas las cosas vividas en ella, a pesar de muchas evidencias, me felicito, porque acaba el día pero me quedan ganas para seguir luchando y ganarme otro día. Porque aún me quedan ganas de seguir y luchar (aceptando lo que haya que aceptar), de poder sonreír y de poder olvidar lo necesario para seguir.
A pesar de esas “sabias” palabras creo que se trata de no aceptar, de no resignarse, sino de seguir por más que sea con el alma rota
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