La vida es un camino que va teniendo sus propios escenarios. De ellos forman parte las personas, el trabajo, las relaciones, los acontecimientos que ocurren alrededor o dentro de nosotros mismos, los sentimientos con que analizamos todo ello y tomamos las decisiones que sea, las actitudes, los valores … y tantas otras cosas, incluso esas que no percibimos en un primer momento.
Pero no es la vida la que problemática las relaciones o, incluso, las anula, son las actitudes y valores con que las analizamos como variables de ese contexto o escenario, por ejemplo la maldad, la traición, el egoísmo, la falta de respeto …(nuestros o ajenos).
Los roces en las relaciones nos acobardan a la hora de hablar o aclarar nuestras posiciones y los silencios pesan y pesan tanto que, a la postre, construyen un muralla entre las personas que nos separan definitivamente de nuestros escenarios y en nuestra visión de la realidad en la que tendríamos que movernos.
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