jueves, 7 de noviembre de 2019

CADA NUEVO DÍA

Cada mañana soy consciente de que estoy naciendo de nuevo. La noche marcó lo que ya es historia para mi y me sigue dando la oportunidad de enfrentarme a un nuevo día, que, si no pasa nada, será muy parecido al de ayer (ese que ya está borrado) y con el que me habré de ganar el de mañana (que es pura quimera, pues aún no existe).

Esté como esté, siempre “estoy bien”, porque me aterra entrar en detalles o responder a cuestiones que no me gusta contestar ni narrar.


A pesar de eso sé que en este día sigo siendo aquello que han ido dejando las heridas recibidas, las decisiones tomadas, las oportunidades no asumidas. Sigo siendo lo que he podido aprender y he querido ser y, también, lo que la vida ha ido haciendo conmigo. Lógicamente también sé que no soy el de ayer, porque el daño, el dolor, el vacío, la incertidumbre… de cada día me van haciendo de una forma diferente, por más que cada día esté naciendo de nuevo.


Como “El Principito” he aprendido que “con el tiempo uno se da cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estaba viviendo justo en ese único instante”.

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