lunes, 22 de junio de 2020

¿QUE HAY QUE CELEBRAR?

En el Diario EL País del día 2 de noviembre del año 2017, Nuria Amat escribía un largo artículo, cuyo inicio quisiera repetir aquí, sin más objeto que el animar a la reflexión y solo a eso, pues bien sé que las posturas que se adoptan desde los sentimientos o se remachan desde la infancia no se pueden rebatir con la razón.

Esto es una guerra quieta. Guerra con un solo objetivo: cambiar un país. Separarse de España. Desertar de Europa. Sin armas. Sin sangre. Sin violencia física (aseguran). Con golpe de Estado incluido, chantajes, falsedades, listas negras, adoctrinamiento escolar, propaganda totalitaria establecida, hasta conseguir una declaración ilegal de una república de Cataluña independiente en la que los únicos y grandes perjudicados es la población civil. Una guerra de catalanes contra catalanes, de catalanes contra españoles, de antidemócratas europeos contra europeos.
Fugado el dirigente Puigdemont, su fanatismo imparable se ocupa ahora de intoxicar medios españoles e internacionales. Una guerra de 37 años de duración orquestada por Pujol, conducida por Mas y amañada por el Creonte Puigdemont. Trinidad de presidentes de un partido, Convergencia Democrática, procesado por corrupción y a los que se han ido sumando insistentes comparsas de militantes teledirigidos desde las grandes alturas publicitarias”.


Quizá, pienso yo, nos hemos olvidado de que en Europa, todo nacionalismo, del tipo que haya sido, ha acabado convirtiéndose en un arma que ha acabado destruyendo a quienes la han lanzado (aparte de a los demás, claro).

Acaba anotando: “Pero seguramente el mejor modo de sanarla sea seguir aquí. “Resistir”, escribía Cortázar, “es la mejor forma de no aceptar la derrota”. La negativa a abandonar ese lugar dañado también es un acto de resistencia. Si no el único, el más esperanzado. Recuperar la voz, reconquistar la ilusión, obtener estímulos de todo tipo para salir adelante y en las próximas elecciones muy cercanas ir a votar en masa contra la dictadura blanca”. Y en esas estamos.

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