VAMOS CAMBIANDO, AUNQUE NOS RESISTAMOS A ADMITIRLO
Nadie es el mismo a lo largo del tiempo. A veces somos mejores y, otras veces, peores. La circunstancias, las experiencias, las interacciones con los demás…, las alegrías, las tristezas, las amistades, el amor, las traiciones, el dolor… todo se convierte en variables que nos van modelando y nos cambian, aunque la imagen que nos ofrezca nuestro espejo particular nos intente hacer creer que somos iguales, que nada ha cambiado, que cambian, en todo caso, los demás.
Personalmente pienso que es mejor la gente que no tiene miedo a volver a empezar de cero, a pesar de los años o de los daños recibidos. De igual manera pienso que gana y mantiene más firme (que no igual) su identidad aquel que al levantarse es consciente de que tiene que hacer frente a la vida. a pesar de los problemas que arrastre, aquel que, aún con lágrimas en el corazón regala una sonrisa o dice que todo está bien, aquel que sigue creyendo en los sueños, que que es capaz de hablar a través de un abrazo o de dejarse llevar de la mano.
Importa seguir impulsado por la paz interior, esa paz que requiere no dejarse manipular, quererse uno mismo y ser independiente (de pensamiento, porque físicamente a veces es imposible)
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