SUPERAR EL DÍA A DÍA
La mente opera de un modo imposible de predecir (al menos por lo que conocemos hasta ahora), tanto es así que a veces intenta ayudarnos a resolver situaciones adversas y otras nos las da sin habérselo pedido.
A todos nos gusta estar bien, ser felices, estar en armonía con nosotros mismos y con el medio, pero todos nos olvidamos de las estrategias y tácticas de la mente que hacen que el asunto no sea tan fácil.
Hay que conocerse bien a uno mismo y, a la vez, penetrar en el “ser” de los demás. Para ello hemos de huir de la niebla que nos impide ver la realidad tal como es y de muchas de las enseñanzas que hemos recibido, pues nos han educado para sentirnos felices, no llorar, no estar tristes…
Por eso, aparte de conocernos a nosotros mismos, hemos de ser buenos observadores de la realidad de nuestro entorno, sin perder la perspectiva de la realidad (bien sea por afectos, prejuicios o personas implicadas).
La mirada sobre los demás y nuestro entorno ha de ser distante, sin sentirnos personalmente afectados por el hecho de que se trate y ser críticos, aparte de no dejarse llevar por las emociones.
No podremos saber todo en ningún caso, de ahí la importancia de la observación crítica y distante, pero sí que hemos de obtener datos suficientes y útiles para tener una buena definición del hecho en cuestión.
Desde esa base quizá no tengamos respuestas, pero sí que podremos lograr la empatía suficiente como para poder salir de la crisis mental en que nos metió nuestra mente o nuestra propia vida.
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