viernes, 18 de enero de 2019

HAY QUE SER FUERTES

HAY QUE SER FUERTES

Hay que ser fuertes” es una de las frases más oídas cuando uno está realmente fastidiado (junto con la de paciencia). Y es cierto, hay que vivir lo que nos toca con paciencia y con toda la fortaleza posible, sin hacer partícipes a los demás (parece ser) de lo que realmente nos corroe las entrañas.

Pero eso es una manera que tienen los demás de hacerse presentes sin que tengan que implicarse en tu estado y sin caer en la cuenta de que el esfuerzo que requieren ambas cuestiones (fortaleza y paciencia) lleva detrás unas consecuencias.

Algunos autores dicen que existe al menos una consecuencia que se deriva de ese esfuerzo; EL AGOTAMIENTO EMOCIONAL.


Ese agotamiento se muestra al exterior a través de ciertos olvidos, irritabilidad, falta de pensamientos coordinados, distanciamiento de los afectos e hipersensibilidad.

Aparte de eso que anotamos, no es fácil aplicar remedios contra esos efectos. Necesitaríamos fuerzas y posibilidad de realizar actividades muy diversas y poder desahogarnos. Cuestiones ambas que requieren cierta ayuda exterior, que provocaría que se repitiera una y otra vez el mismo circuito.


Al final, hay que ser conscientes que la dependencia o las consecuencias de una larga enfermedad, por ejemplo, traen consigo una sobrecarga que alarga y agudiza nuestros males, lo que complica y mucho la fortaleza o la paciencia que nos exigen en nuestros entornos.

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