martes, 1 de enero de 2019

AÑO NUEVO

AÑO NUEVO

El año que se ha ido me ha dejado muchas lecciones. Como decía “El Principito”:
      “Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió  y eso me ha pasado a mi, pero aún así… hay mucho más.

El año me enseñó que no hay que aferrarse a los recuerdos tristes ni a los dolores antiguos. Lo que pasó, pasó.



Estoy convencido que soy como decía de él mismo Herman Hesse: 
       “No soy un hombre que sabe. He sido un hombre que busca y lo sigo siendo, pero no busco en las estrellas ni en los libros, comienzo a escuchar la enseñanza que mi sangre murmura en mi. Mi historia no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas, sabe a insensatez y a locura y a ensueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos”.

Hasta tal punto es así que no todo aquel que me mira puede verme, si todo aquel que cree conocerme sabe realmente quién soy, lo que me da un gran espacio para la libertad.

Aprendí también que quien no me busca no me extraña ni me quiere y son tantos…No me vale la excusa del tiempo, porque detrás de esa excusa está la seguridad de que no figuro entre sus prioridades.


No están aquí todas las lecciones, figuran muchas de ellas en mis entradas a este blog y otras lo harán, pero eso no me impide dejar algo para aquellos que se relacionan conmigo desde el cariño de la amistad:

Cada uno sabe, como yo sé, cuál es su historia y cuánto le duelen sus heridas. Se merecen todo lo bueno. Todos ellos saben que la atención no se ruega. Cuando uno deja de ser prioritario o no lo es, no lo es y punto.

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