LAS AMISTAD COMO BASE DE LAS RELACIONES
Las relaciones se convierten en imprescindibles en muchos momentos de la vida, sobre todo cuando esas relaciones, por culpa de algunas circunstancias (una enfermedad, un cambio temporal de lugar de residencia, por ejemplo) se convierten en imprescindibles y cuando su ausencia le hacen a uno sentirse invisible o insignificante, por lo que lo único que pude esperar es la indiferencia.
Las relaciones de amistad son necesarias siempre, pero más cuando la atención nos ayuda, nos hace sentir presentes en los demás. Se suele decir que el amigo que te merece es aquel que, teniendo la libertad de elegir, se acerca a uno, te aprecia y te dedica tiempo y pensamientos.
La vida actual nos lleva a una velocidad que nos hace no percibir los cambios ni el tiempo, pero la verdad es que no existe falta de tiempo, sino de interés. La amistad que merece la pena es la de quien te lleva dentro, te siente y te hace sentir valorado.
Es cierto que cuando se espera mucho de los demás, surgen las decepciones, por lo que a veces o rebajamos esas expectativas o dejamos de esperar nada de nadie. Y el caso es que esas expectativas, esas esperanzas que ponemos en los demás, suelen rompernos los afectos y la fe en las personas que hemos conocido. Nos producen dolor emocional, que es más doloroso que el dolor físico.
Esperar atención de los demás puede dar a entender que somos débiles y que los demás esperan que el tiempo curará lo que sea necesario… y eso no es así. Efectivamente acrecienta la debilidad, pero hay que asumir que esa situación acrecienta la injusticia emocional, lo cual nos ha de llevar a apartar a las personas que no nos hacen sentir bien, nos ignoran, nos silencian…
No hay que esperar a quien no nos espera. Hay que dedicar el tiempo a cosas o personas que se lo merecen y seguir conquistando el tiempo.
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