LA CONVIVENCIA CON UNO MISMO (en condiciones adversas)
La convivencia con uno mismo, por más vueltas que le demos y por extraño que nos pueda parecer, es algo complicado aún en las mejores condiciones.
Cuando esas condiciones cambian y nos da la impresión (real o ficticia) de que se ha roto el equilibrio entre lo que consideramos normal o consuetudinario y un malestar… creo que vamos matando la mente, sobre todo si ese desequilibrio comienza a ser permanente.
En el momento en que percibimos que recuperar la homeostasis es difícil o imposible vamos “matando” la mente y propiciando que el mal físico que provocó el desequilibrio aumente más allá de toda lógica.
Caemos en un erosión personal y general difícil de manejar, de ocultar y de disimular. Hemos de seguir y hemos de hacerlo como si no pasara nada, poniendo todo nuestro esfuerzo en seguir.
Hay que hacer “de tripas corazón” y lidiar con no pocas dificultades, sobre todo de convivencia con los demás, como es fácil deducir, pero también con nosotros mismos.
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