LA SOLEDAD: UNA EPIDEMIA QUE SE COMBATE ENTRE TODOS (I)
El lunes, (29 de octubre de 2018) apareció en las redes un escrito del que quisiera dejar constancia.
“Todos nos hemos visto alguna vez sobrecogidos por noticias acerca de personas mayores que dejan este mundo sin que nadie las eche en falta. No hace mucho, por ejemplo, los medios de comunicación se hicieron eco del caso de una mujer encontrada en su domicilio de Vitoria ocho años después de haber muerto allí mismo, sola. Se llamaba Nadejda y este año hubiera cumplido 65 años. Nadie notó su ausencia en todo ese tiempo. Ni vecinos, ni familiares.
Este es solo uno de muchos casos en los que una epidemia silenciosa, la soledad, muestra su peor cara, pero lo cierto es que lo hace cada vez con más frecuencia.
Y el hecho de que a muchas personas les cueste admitir que se sienten solas no hace más que acrecentar el problema. En España más de 4,5 millones de personas (es decir, una de cada 10; el 8% de la población) se sienten solas. Entre los más afectados están las personas mayores y las que viven solas (que son cada vez más).
Así, las personas que se sienten solas tienen un alto riesgo de sufrir alguna enfermedad grave. No es de extrañar entonces que esta dolencia comience a ser considerada por algunos países un asunto de Estado, ya que provoca un elevado número de muertes.
La mejor receta: buenas relaciones sociales
El ser humano es un “mamífero social” que requiere de estas interacciones para mantenerse sano tanto física como mentalmente. De hecho, se sabe que el aislamiento social es un factor estresante psicológico grave que afecta a una serie de funciones conductuales y fisiológicas en las especies con tendencia a agruparse, como la humana. En este sentido, los efectos positivos de la interacción social en las respuestas fisiológicas y de comportamiento frente al estrés han sido demostrados.¿Un mundo conectado?”
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