HAY DÍAS PARA TODO
Hoy es uno de esos días en los que apetece la quietud. Leer. Mirar por la ventana, pensar en cosas agradables… Quizá por eso se agolpen en nuestra mente demasiadas imágenes, demasiados pensamientos, demasiados recueros y se hagan un lío unos con otros al circular por nuestras neuronas adormecidas, porque unos notamos más que otros los cambios de tiempo.
En todo caso, así está mi cabeza, llena de todo pero incapaz de establecer un mapa mental mínimamente coherente y más incapaz aún de expresarlo.
Eso me sirve de excusa para apoyarme, como tantas otras veces hago, en palabras prestadas, tomadas de mis lecturas, de mi filias y de mis fobias, sobre todo cuando entiendo (y ese es el caso de hoy) que dicen muy bien lo que a mi me gustaría decir.
Nadie ve mejor que un ciego, por lo que vuelvo a Borges, al gran José Luis Borges, y extraigo de uno de sus poemas (“Límites”) unos versos (el resto del poema queda para otras ocasiones). Son unos versos leídos hasta la saciedad y sentidos hasta romperme los esquemas…, por lo que los copio con emoción.
"Límites"
Jorge Luis Borges
De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a quién prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
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