sábado, 29 de febrero de 2020

YO TAMBIÉN ME NECESITO

A veces tiendo (necesito) aislarme. Los libros dicen que a de vez en cuando o siempre “nos hacemos falta”. Y es cierto: necesitamos oírnos, arreglar algunas cuestiones… y eso hace que no contestemos a todas las personas, que nuestro teléfono quede en silencio, que abandonemos incluso nuestros ritos…, en definitiva, que nos aislemos, que nos enrosquemos en nosotros mismos.

Es una manera de quedarnos también en el apartado de “asuntos pendientes”, para recordarnos que existimos, para descansar de nuestras tensiones interiores… y exteriores.

Son momentos en que la vida se nos convierte en agotadora, como lo son las prisas que nos dan lo nuevos medios de comunicación, las redes sociales y no sabemos cómo frenar, por más que nuestra biología nos lo pida a gritos.


Nos cuesta aprenderlo, sobre todo cuando las relaciones forman parte de nuestros ritos vitales, ya que no tenemos otros por nuestro estado. Pero esas exigencias que nos establecemos para estar en contacto con los demás a veces nos impiden ver nuestras necesidades, nuestra falta de fuerzas… y creemos que los demás no nos van a entender o los vamos a perder.


Pero la biología no señala los límites con claridad, unos límites que nos cuesta admitir, por más que exijan esfuerzos. En esos momentos sería necesario decir: HOY NO ESTOY PARA NADIE, HOY ME NECESITO.

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