viernes, 7 de febrero de 2020

EL INDIVIDUO Y LOS DEMÁS

En la relación individuo y medio social, de la que hemos venido diciendo algunas cosas, se dan tantas circunstancias que ambos van cambiando, por erosión la más de las veces, por pugnas que sería difícil hasta enumerar. Poco a poco, sin querer, nos amoldamos o salimos del sistema, por más que casi nunca queramos admitirlo y, al hacerlo, los demás lo van haciendo también en la misma medida y con la misma inconsciencia.

Quizá así evolucionamos, en ese roce, no siempre agradable, con los demás.

Esos cambios no son indoloros ni fáciles. Los demás notan los cambios, sobre todo a través de las diferentes actitudes que adoptamos ante ellos y eso suele ser percibido como una disonancia, como una lucha, como si cada uno quisiera ser, no sólo diferente a los demás, sino MÁS que los demás. Las diferencias no son fácilmente asimilables, es bien sabido y los mecanismos de rechazo funcionan con una precisión de bisturí.


El problema es que nunca admiten los demás (ese medio social) que los cambios son debidos a sus propios cambios, a sus propios comportamientos.

Guardar el equilibrio y seguir preservando la identidad a la vez que relaciones equilibradas con los demás, es… digamos que fastidiado y no exento de problemas, tanto en un sentido (individuo - medio) como en otro (medio -individuo). 


Todos sabemos que esas relaciones dan problemas, algunos muy profundos.

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