sábado, 1 de febrero de 2020

EL OLVIDO HISTÓRICO

Pienso que tanta matraca con la Ley de “Memoria Histórica” no es más que es deseo de provocar la “desmemoria” de nuestra historia, porque, se piense lo que piense, se haga la demagogia que se quiera, esa ley afecta a una realidad que forma parte de nuestra historia, para bien y para mal.

Y ya saben lo que se dice: “El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”. Espero que no sea ese el objetivo. Tampoco quiero que se vea que hablo a favor de las denominadas izquierdas o derechas, ambos tienen y quieren hacer olvidar sus “pecadillos” y algunos de forma tan absurda que la cosa más parece una broma.

Y tampoco es algo que solo pase aquí. Polonia acaba de aprobar una Ley que impide vincular al país con el Holocausto. Efectivamente llevan parte de razón, los campos de exterminio no eran suyos, pero estaban (y están) allí y es bueno que sigan estando para lección de las nuevas generaciones.


Los nacionalismos que andan como setas por Europa intentan eso también, tapar parte de la historia y envolver en sentimientos viscerales acontecimientos menores o tan pasados de años que ni los expertos se pueden poner de acuerdo.

Pareciera que estuviera de moda el tejer y destejar de Ariadna: Hoy ponemos Plaza de la República a lo que antes era Plaza de la Constitución y antes aún Plaza del General Franco. 

Contaré una anécdota histórica: En 1978 se cambió el nombre de una calle en un pueblo. Se puso el nombre de Calle Mayor a lo que parece que se denominaba Avenida del General Franco. Hecho el cambio, se preguntó a 112 paisanos (de ambos sexos) si sabían dónde estaba la tal Avenida y solo 2 lo supieron, para todos los demás esa calle era la Calle Mayor, tal como siempre (s. XVI) se había llamado.


Pero seguro que cada uno tiene sus ejemplos. Tendríamos que dejar de mirar por el retrovisor (a fin de cuentas lo que ha pasado no se puede cambiar) y mirar al futuro, que es el que nos dará espacio para vivir.

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