Salas cruzadas tímidamente,
centenares de rostros desconocidos...
Lentamente, una tras otra,
Cuando su brillo se enturbia
un rostro me parece familiar:
la nostalgia del amor encuentra
conocidos los rostros
que otrora fueron extraños.
Escucho nombres de padres,
hermanos y compañeros,
que yo admiré de muchacho.
Pero ninguno de todos ellos
Las llamas de una vela
dejan en el entristecido corazón
el murmullo de poemas olvidados,
oscuridad y lamentos que retornan
sobre los días consumidos,
convertidos en leyenda y en sueño
de una luz gozada en el pasado.
Herman HESSE
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