Un poema no es una medicina milagrosa, no cura nada, pero ayuda a expresar o sentir esas cosas que nos laten dentro y que nos cuesta expresar, por más que sintamos su presencia.
Algunos, cargados de razones falsamente “objetivas” que no discuto, quieren cifrar todo en las conexiones y en la química de las personas, también esos sentimientos que decía antes, pero algo me dice que, si bien estudiar el cerebro ayuda o puede ayudar a crear patrones universales, esos patrones trascienden de la cultura , es cierto, pero también del lenguaje, esto es, de lo que podemos expresar.
Eso me hace reafirmarme en el primer párrafo y en razón de ello y de que de alguna manera hay que animar al optimismo y a los afectos, me gustaría incluir un bellísimo poema de amor de A. MACHADO, el que dedica a LEONOR en su muerte.
Es, para mí, una hermosísima expresión de amor que merece, no solo el respeto, sino la mejor de los admiraciones.
El viento que pasó
se llevó con él tu vida
y tu nombre, mi amor.
De mi se olvidó
yo no comprendía
por qué me dejó
si yo te quería.
por qué me dejó
si yo te quería.
Al viento le pido
ven y llévame,
sin ella no vivo
ven y llévame.
El viento volverá
y me llevará contigo.
Espérame mi amor,
te quiero.
Allí donde tu estés
yo sé que me esperas
y un día llegaré,
te quiero.
A LEONOR de ANTONIO
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