Copio unas palabras del último Premio Planeta que he encontrado en Facebook, en un día en que parece que mis neuronas no están por el trabajo de pensar.
“A menudo subestimamos el poder de las palabras. Son éstas una herramienta tan cotidiana, tan inherente a la naturaleza humana, que apena nos damos cuenta e que una sola de ellas puede alterar nuestro destino tanto como un terremoto, una guerra o una enfermedad. Al igual que sucede en esa clase de catástrofes, el efecto transformador de una voz resulta imposible de prever. En el curso de una vida es poco probable que nadie escape a su influencia. Por eso nos conviene estar preparados. En cualquier instante -hoy, mañana o el año que viene- una mera sucesión de letras pronunciadas por la persona oportuna, transformará nuestra existencia pacífica”.
Hago mías cada una de ellas, de todas estas palabras y lo hago desde la experiencia, ya demasiado larga, de venir luchado con ellas, contra todas ellas y de haberlas sufrido hasta lo más hondo de mi ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario