domingo, 21 de julio de 2019

UN SUEÑO

A fuerza de usarlos una y otra vez, los sueños y los recuerdos pierden nitidez, se ven como detrás de una densa niebla, se esconden otras veces y más pareciera que uno cruza un paseo lleno de gente desconocida.

En esas circunstancias, poco nos pueden ayudar esos sueños, esos recuerdos, nuestra imaginación. Solo nos queda reafirmarnos en lo efímero que es todo. H, Hesse lo expresó mil veces mejor de lo que yo puedo ser capaz:


Salas cruzadas tímidamente,
centenares de rostros desconocidos…
Lentamente, una tras otra,
las luces palidecen.

Cuando su brillo se enturbia
y se apaga con el crepúsculo,
un rostro me parece familiar:
la nostalgia del amor encuentra
conocidos los rostros
que otrora fueron extraños.

Escucho nombres de padres,
hermanos y compañeros,
también de héroes, mujeres y poetas
que yo admiré de muchacho.
Pero ninguno de todos ellos
me concede siquiera una mirada.

Las llamas de una vela
se desvanecen en la nada y
dejan en el entristecido corazón
el murmullo de poemas olvidados,
oscuridad y lamentos que retornan
sobre los días consumidos,
convertidos en leyenda y en sueño
de una luz gozada en el pasado.


HERMANN HESSE

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