miércoles, 25 de marzo de 2020

VIVIR AL DÍA

A veces no queda otra que vivir el hoy, vivir al día, procurando que no nos agobie el peso del pasado o la ansiedad por el mañana.
Para ello hay que realizar algunos cambios, adoptar algunas nuevas conductas, por ejemplo que te deje de importar si te escriben o no, si se preocupan por ti o no, si les importa saber cómo estás. A veces hay que tragar, incluso que entre mejor te has comportado con algunas personas, peor se portan contigo. Quizá porque, muchas veces, la mayor distancia entre las personas se asienta en malentendidos y no nos preocupamos por deshacerlos, porque las explicaciones suelen provocar efectos no deseados y adoptamos por no hacerlas, por no darlas.


No es fácil cambiar la cadena del tiempo, la amargura de la nueva situación, la desesperación que emerge de ella, la ansiedad o la impotencia que produce la traición y la miseria de la vida.
Hay que dejar de exigir nada al mundo o a las personas, a la vez que dejar de buscar nada, esperar nada… Y dejar todas las expectativas duele.

Pero no podemos volver atrás tampoco ni empezar de nuevo, como no podemos luchar por crear un nuevo final cuando le tenemos prescrito. Pero siempre podemos estar EN PAZ.

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