EL LLANTO
He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto,
pero detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mis violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto en un ángel inmenso,
le llanto es un violín inmerso,
las lágrimas amordazan al viento,
no se oye otra cosa que el llanto.
Federico GARCÍA LORCA
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