domingo, 29 de marzo de 2020

COMIENZO Y FINAL

(En palabras de José Saramago)

Entre los muchos equilibrios que nos obliga a vivir el sistema dual de pensamiento, el binomio comienzo/final puede parecer uno de los más difíciles de experimentar. Para algunos puede ser sencillo atestiguar, al hilo del tiempo, todo aquello que comienza y que termina: los días, los proyectos que emprendemos, el cuerpo que habitamos. Todo, en cierta forma, parece inscrito en ese ciclo que en la inevitabilidad del fin se nos presenta como un destino inclemente.

¿Qué pasaría, sin embargo, si por un momento pudiéramos pensar fuera de la dualidad? Es decir, experimentar nuestra existencia fuera de esos conceptos. En la vida, es cierto, casi todo tiene un comienzo y un fin, pero si reflexionamos al respecto, nos daremos cuenta que ninguno de los dos es definitivo, que todo suele comenzar siempre de nuevo y que aquello que termina no necesariamente se acaba, sino que puede retomarse, renacer, cobrar nueva vida y nuevas formas.

A propósito de esta posibilidad, compartimos ahora un párrafo de José Saramago que refuta con elocuencia la supuesta oposición entre comienzo y final, sobre todo en relación con la existencia.



El viajero vuelve al camino

"No es verdad. El viaje no acaba nunca. Sólo los viajeros acaban. E incluso éstos pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos. Cuando el viajero se sentó en la arena de la playa y dijo: ”No hay nada más que ver”, sabía que no era así. El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba.

Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino."

El fragmento puede encontrarse en Viaje a Portugal, el libro que Saramago escribió tras recorrer su propio país como si no lo conociera, un gesto que, al igual que el texto anterior, nos da una valiosa lección.

Porque, finalmente, también es posible vivir la vida así: como si no la conociéramos, como si no acabara nunca, como si estuviera empezando en este instante”.

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