lunes, 23 de septiembre de 2019

TRANQUILIDAD

Se supone que el día menos pensado, en el momento menos previsible, los desequilibrios se armonicen. Es una idealización, lo sé, de esas que llegan a uno cuando ya no se sabe qué hacer o qué pensar.

Se supone también que en ese momento uno se va a dar cuenta definitivamente de lo que realmente merece la pena y de lo que no, porque, por más que nos pueda parecer que lo tenemos claro, siempre quedan flecos colgando que nos indican que… no lo tenemos tan claro como creemos.


Se supone que, a la vez, nos olvidaremos de lo que los demás puedan pensar de nosotros, incluso los más cercanos, que adquiriremos conciencia del camino recorrido, de dónde hemos llegado, de los desastres y aciertos cometidos y de las aventuras del camino hasta llegar aquí, a ser lo que sea que seamos hoy.


Se supone que ese día uno podrá estar orgulloso a pesar de todo y que la sonrisa aflorará por sí sola.

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