A ratos uno quisiera traer a su lado a alguna de las personas que forman parte de sus recuerdos para poder pasar un rato largo con ella, para poder darle un abrazo que exprese cuanto la echas de menos.
Pero, a estas alturas, uno sabe que eso es imposible y que no se puede convencer a nadie de nada y que, por otra parte, solo el hecho de intentarlo puede ser visto como una falta de respeto, algo así como si se quisiera “colonizar” la mente del otro. Por ello … no queda más remedio que aprender a vivir con honor y valor, quizá con fe, si se puede.
Así que uno deja que la cosas pasen cuando tienen que pasar y que, por mucho que se quiera o hagas por alguien, no significa que ese alguien vaya a devolverte nada. Hay que vivir con lo que se tiene y disfrutarlo en esos breves momentos en que es posible hacerlo, que nada se puede forzar.
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