viernes, 20 de septiembre de 2019

20 DE SEPTIEMBRE

Solemos ubicar en el tiempo los acontecimientos que vivimos por el recuerdo de su inicio y, lógicamente, por su final, si es que lo tiene. Pues bien hoy quiero poner en el tiempo ambas cosas de una historia, por mas que ambas (inicio y final) estén quedando difuminados por ciertas paradojas ajenas a mi voluntad.

Se ha roto el hilo de conexión de ese acontecimiento que tengo ahora en mi cabeza, después de un proceso que nunca entendí y que sigo sin comprender. Habré de seguir racionalizándolo para reaccionar convenientemente.

Y hoy tendría que escribir sobre ello, pero creo que es mejor que siga en el horno.

A veces olvidamos que el tiempo no se detiene, que la vida se nos puede ir en cualquier momento, que los seres que apreciamos tampoco duran para siempre…, por eso hay que dejar constancia de todo a tiempo, sin angustias ni arrebatos.


Recordaré, eso sí, algo que dejé escrito en el mes de junio, que es la letra de una antigua bendición Celta de despedida

Que el camino nos lleve a encontrarnos,
que el viento sople siempre a tu favor,
que los cálidos rayos del sol caigan siempre sobe tu casa
y que siempre tengas cerca una mano amiga.

Que siempre esté verde la hierba que pisas
y azul el cielo sobre ti,
que sean completas las alegrías que te rodean
y sinceros los corazones que te aman

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