domingo, 5 de abril de 2020

EDUCAR

Toda mi vida ha sido ocupada por el ejercicio de educar y hoy, sin que pueda apoyarme en razón alguna para avalar mi pensamiento, todo me lleva a esos casi (o sin casi) 50 años dedicados a esa tarea.
Durante ese tiempo ha habido un poema que he utilizado muchas veces para definir mi quehacer, unas veces por orgullo y otras por pena, porque algún alumno dejaba de estar con nosotros, por algún fracaso…
Por esas dos razones mi entrada es dejar constancia aquí de ese sentimiento ante la imagen de las miles de caras que me han soportado:


Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.

Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia pueblos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

Gabriel Celaya

2 comentarios:

  1. Hola Ángel! Cómo estás? Espero que bien! Me ha encantado este poema. Muchas gracias por compartirlo.

    Veo que mi perfil sale con el seudónimo de La Maga, es de hace mucho tiempo y no se hoy por hoy me siento identificada.

    Te mando un abrazo fuerte!

    Ana Inés

    ResponderEliminar
  2. Esa barca ha viajado lejos, se lo aseguro. Un abrazo fuerte!

    ResponderEliminar