jueves, 30 de abril de 2020

ANOTACIÓN


Cuando alguien que amamos muere, nunca lo podremos superar por completo. Simplemente aprendemos poco a poco a seguir la vida sin ellos y siempre lo mantendremos guardado en nuestro corazón. Hasta el último día de nuestra existencia.

Cuando la muerte se lleva a un ser querido, dejarlo partir no significa que lo olvidaremos. Puede que físicamente ya no esté, pero siempre vivirá en nuestro corazón.

Pero hay que aprender a valorar a las personas cuando se tienen, no cuando se pierden, para que no nos asfixiemos con las palabras que nunca les dijimos, esas que luego se nos atragantarán en la garganta y nos dejarán un rumor seco y ácido en la boca, porque lo que no decimos… nos mata a través de la nostalgia, las dudas y la tristeza.

Al final gana solamente quien es capaz de levantarse haciendo frente a la vida a pesar de todos los pesares, porque tiene en orden la historia de sus afectos. Quien, aún con lágrimas, es capaz de dar una sonrisa a la vida, al nuevo día ganado. Quien sueña desde el corazón, porque eso da sentido a su vida y honra sus recuerdos.

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