Debe ser el tiempo este tan loco que estamos teniendo, que se nos muestra con cambios radicales cada poco o quizá la densidad de sucesos (porque últimamente eso es lo que hay en la vida de la sociedad española, si nos atenemos a la opinión publicada) que hay que analizar para conocer la “orografía” de nuestro escenario social, pero uno anda como ansioso,
Es una ansiedad que nos hace estar en alerta permanente porque lo que ocurre nos compromete, nos trastorna, nos produce indefensión y nos hace pensar que es imposible que tantos sean tan tontos que no vean que retorciendo la realidad no la arreglan. Eso precisamente es el mayor trastorno: ¿No será uno mismo el tonto?
El caso es que uno no acaba de saber por qué el personal anda tan cabreado, con expresiones tan extremistas, tan simples la más de las veces, tan sin ton ni son, tan interesadas, tan teatrales… y tan expuestas en los medios de comunicación, donde algunos personajes hablan o despotrican contra o a favor de lo que haga falta sin tener ni pajolera idea de lo que dicen, desdiciéndose muchas veces y acabando por disparar al campanario, a falta de racionalidad y conocimiento. Es más, en todos los casos uno puede saber de antemano cuál va a ser la posición de cada uno.
Y la vida ya lleva buena dosis de desasosiego, de temor, de situaciones que nos son amenazantes.. como para andar cuidándose de esa lluvia de disonancias.
Pero es que vamos a acabar todos con eso que denominan “trastorno por estrés post-traumático”. Y lo peor es que habrá que sumarlo al que nos da la vida.
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