lunes, 28 de octubre de 2019

VOLVIENDO SOBRE ALGUNOS TEMAS (MODAS Y MODOS)

Esto de las modas, la fuerza con que nos enganchamos a ellas (sin medir sus consecuencias), la globalización y las tecnologías nos están haciendo vivir como si todos estuviéramos en un “tío vivo” gigante, girando y girando, mareados de dar vueltas y sin saber muy bien dónde agarrarnos o cuál es nuestro punto de referencia.
Es cierto que las tecnologías han llegado a este mundo en general y al educativo en particular para QUEDARSE. No hay vuelta de hoja. Pero no todo vale. No es suficiente crear nuevos conceptos (cuando no solamente nuevas palabras para nombrar cuestiones ya existentes).  A este respecto me gustaría volver sobre algo que me preocupa desde sus inicios y que, al final, demuestra que las cosas no son trabajo como se venden. Me refiero al caso de los MOOC.
Los MOOC no sé si están cambiando en algo el proceso de enseñanza y aprendizaje (en lo que yo conozco, no), pero están siendo un arma poderosa para que las instituciones CON ÁNIMO DE LUCRO COMO ÚNICO OBJETIVO estén teniendo éxito a base de hace trizas el PRESTIGIO  de las más serias instituciones de Enseñanza Superior y Media.

Está claro que la aparición de ese fenómeno obliga a las instituciones a cambiar (y el camino iniciado con los POOC, de los que ya hemos hablado, puede ser un camino serio para hacerlo). Internet está cambiando TODO el mundo de la INFORMACIÓN (periódicos, revistas, libros… modelos de negocio…), pero no se puede subvertir el orden de las cosas solo por eso, solo por su mera existencia.
Un ejemplo: Hasta ahora un “mérito” (léase: un punto valorado positivamente) de la universidad era el número de alumnos matriculados sobre los alumnos solicitantes. Pues bien, ese tipo de instituciones basan el VALOR en el número de egresados, sin más. No sé si era bueno el primer dato (para mi no) pero desde luego tampoco lo es el segundo, sobre todo cuando lo que se pretende en captar dinero y solo eso. En todo caso creo que eso rompe el PRESTIGIO, tal y como lo venimos entendiendo y eso sí que favorece poco la seriedad, el trabajo, la investigación….
En ese paquete de ejemplos podríamos poner al MIT, que se ha propuesto formar (a través de medios exclusivamente digitales) a alumnos desde la Educación Básica hasta la Superior).
Estos días ha aparecido un estudio de interés, editado por la Fundación Telefónica:  Viaje a la escuela del siglo XXI (puede verse en esta dirección. El libro identifica las escuelas más innovadoras del mundo para comprender qué es lo que mejora la educación. En ese sentido su lectura puede ser un buen contrapunto a lo que decíamos.

Ese libro sale a la luz a la vez que lo hace el NMC Horizon Report, recogiendo las tendencias clave en las que se encuentran tanto la innovación como el denominado “aprendizaje híbrido” y los retos planteados en el propio Programa Horizon 2020. Puede verse, en Español, en esta dirección. En este mundo se valora mucho la imagen, el producto, la figura, el número… y quizá por ello la investigación se haya convertido en el único parámetro para juzgar a los centros educativos y yo me pregunto: ¿Por qué no se valora al mismo nivel LA ENSEÑANZA?, o ¿es que eso no tiene importancia?, o ¿es que la investigación básica es de generación espontánea?, ¿es que basta con aplicar aunque no se sepa por qué?. ¿Enseñar ya no es un compromiso de la Universidad?

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