PARA SEGUIR VIVIENDO
Se va yendo uno para no ver
las miradas queridas
y porque esas miradas
se van cerrando para no volver
a mostrarse, para no decir adiós.
Se va yendo uno y, esa es la pena,
con sus recuerdos encima,
a un lugar imaginario
creyendo que todo en el vida
lo ha imaginado, menos, quizá,
la intimidad,
sabiendo que nunca volverá a tocar
lo que escondían esas miradas.
Después de perseguirlas,
uno se ha de ir en silencio,
sin preguntas, dominadas
por el tiempo, que siempre está siendo
el mismo y que, más que irse, se apaga,
mientras el llanto acaba por vaciar
lo que uno fue, un pequeño torbellino
que, a la postre, se quedó en exhalación,
en una suave e imperceptible brisa
sin huellas, para no morir
para seguir viviendo
AGOSTO ©. Pseudónimo de A.P. G. Soto. Inédito. 2019
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