lunes, 14 de octubre de 2019

EL TREN DE LAS RELACIONES

La convivencia, al igual que la relaciones sociales, acaban siendo un elemento de erosión casi imperceptible, tanto si la conexión va medianamente bien como si no. Es tan imperceptible esa erosión que se suele aguantar hasta que se hace tan visible que es imposible no reaccionar. Mientras tanto y en el mejor de los casos, se asume como algo “normal”, pero lo que en principio parecía poner un clavo en la pared para colgar un cuadro acaba siento un boquete tan grande que elimina la pared.

Ese pensamiento me ha llevado a elegir este poema de María Carvajal, que hace el símil del tren para poner en evidencia el discurrir del maltrato.

Puede haber tantas variables de comparación como se quiera, pero creo que esta es acertada y clara.


EL TREN

Es como vivir junto a las vías del tren.
Al principio todo es ruido;
asusta, incomoda,
lo ves venir y lo entiendes como inevitable.

Su presencia se intercala con momentos de silencio
donde la vida pasa aparentemente tranquila;
pero sabes que tarde o temprano
el humo vuelve cargado de toxicidad,
y el loco-motor llega
retumbando con fuerza,
agitándolo todo.

Luego te acostumbras a ese estruendo,
incluso lo esperas,
y lo asimilas como parte de tu día a día.

Así es el maltrato
hasta que una empieza a quererse un poco
y el tren descarrila.


María CARVAJAL: No estoy Perdida. Asociación Cultural Garvm. Narrativa Breve

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