jueves, 29 de agosto de 2019

LOS DESEOS

Esta vida es como vivir en tiempo de tormentas, es más, se muestra como una tormenta. Se sabe que va a terminar en un momento u otro y que, cuando lo haga, no recordaré como lograré o logré pasar por ella, cómo he llegado a esperar la siguiente, cómo he sobrevivido, es más, no sabré nunca si la tormenta ha terminado (la tormentas que nacen y se desarrollan en la biología y no en la climatología son difíciles de describir con palabras y aún más de predecir). Sé que cada tormenta, a pesar de todo, se lleva tanto de mi que al final no sé si sigo siendo el mismo. Quizá por eso sea una “tormenta” 

El sabor que queda de cada una es una mezcla de tristeza, amargura, enojo, desesperación, dolor, ansiedad, impotencia, depresión, enfermedad…. Y todas esas cosas obligan a que, cada vez que se atraviesa por una de esas tormentas, uno intente apartarse de algunos lugares, buscando cuidarse o ampararse para la siguiente, alejarse de la gente, para protegerse y cerrar las puertas  necesarias para quererse un poco.

EL ÁRBOL DE LOS DESEOS

Son tormentas que, por otra parte, son imposibles de explicar, sobre todo cuando se aprecia que la gente entiende desde su nivel de percepción o de consciencia y aún de su propia sensibilidad. También porque preocuparse por lo que los demás piensan de uno te hace prisionero de lo que puedas decir y de los que esas personas puedan entender.

No es fácil callarse, a veces, siempre llega la tristeza ante el hecho de no tener a quién contarle estas cosas, pero hay que seguir y luchar fingiendo que uno está bien.


Nadie es consciente de que quien pretenda llevar siempre la razón tiene que recorrer el camino que le lleve a entender que hay VERDADES Y RAZONES (fuera de las propias), pero es algo difícil que eso cale en todas las mentes. Mientras que el que anda de tormenta en tormenta no necesita convencer a nadie de nada, porque no importa cuánto se intente, ya que hay personas que nunca van a comprender mi historia personal mis dificultades y mis esfuerzos.

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