“ ... a poco estuvo de que no, venía cansado y había perdido los caminos de tanto andar, malherido de cicatrices de corazón, venía tan sin venir que parecía rendirse de rodillas, muertas en tierras que no conocen sol.”
Volvió a ganar el amor y aunque parecía que no,
aunque parecía que una vida tarde
era ya tarde para el corazón,
como sin querer ella volvió un día a mirarle
y él, distraído rendido de buscarle
miró de nuevo donde ya había mirado antes.
Del mito que hacía del amor dos mitades,
dos seres de un solo ser perdidos en las arenas del tiempo,
ecos de abrazos que parece que no por cierto,
y siempre vuelven a encontrarse,
así ellos trenzaron sus caminos como antes,
hasta dar con el nudo de beso prieto.
Y siempre la danza de los tiempos
los encontró en giros de la espiral
que bailan como bailan los astros en sus abismos,
jugando a perderse y luego a sus pasos rimar
con la suave música que son ellos mismos
y que dan su ritmo celeste en el suspirar.
Jacques Pierre
No hay comentarios:
Publicar un comentario