martes, 4 de junio de 2019

FELICIDAD Y SENCILLEZ: NO TE RINDAS

"Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos." .

"No te rindas" M. Benedetti


Los días tienen muchos momentos que, por repetidos y sencillos, dejamos pasar sin pena ni gloria y sin que dejen el menor rastro en nosotros, mientras buscamos, de un modo romántico, eso que nos exige la sociedad actual: LA FELICIDAD.

Pero a veces nos faltan esos momentos y es entonces cuando cobramos conciencia de lo que vale cada una de esas pequeñas cosas en el transitar cotidiano.

No es que debamos llevar una vida sencilla, en el sentido del diccionario, sino hacerlo en nuestra forma de existir y solo en eso, parar soslayar los problemas y preocupaciones.

Eso no evita que cada uno haga uso de su libertad y se complique la vida lo que desee, pero no siempre los sueños se pueden hacer realidad, por  mucho que lo intentemos.

Se trata de eliminar preocupaciones, de evitar errores y en examinar las vicisitudes de la vida sin ambiciones. Nada es fácil, sobre todo cuando algo irrumpe en nuestra vida de golpe y altera del todo nuestra existencia, pero es la única manera de subsistir.


La vida es muy vulnerable y más vale poner en valor aquello que tenemos y que puede ser la llave de entrada al mito de la felicidad. Graciela de Filippis escribía en uno de sus artículos: “El mundo está lleno de sueños, de caricias, de colores, de luz, de esas pequeñas cosas que si uno aprende a exprimirlas y a disfrutar de ellas, tiene la llave que encaja en la cerradura mágica de la felicidad”.

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