domingo, 30 de junio de 2019

SERENA TU PENSAMIENTO


Si serenases 
tu pensamiento, si pudieras
detenerte y pensar,
mirar en torno, tocar las cosas
entre las que pasas,
acaso
te sería sencillo reconocer
rostros, no sé, lugares,
gentes
que hablen tu mismo idioma y te comprendan.
Si fueses capaz
de hallar un sitio donde echarte
boca abajo, y cerrar
los ojos
y mirar, despacio, dentro de tu
vida,
quizá,
te resultase fácil averiguar
algo, saber
a qué lugares quieres
ir, de dónde vienes,
para qué estás aquí,
cuál es tu nombre.
Pero el tiempo no existe,
y tienes prisa:
no hay sitio para ti en el descampado
donde habitas,
el llanto
puede llegar de pronto, la luz cae
en la sombra -casi
invierno,
el otoño se vuelve lluvia y frío-
nadie mira hacia ti, anda,
apresúrate,
tu cuerpo fatigado necesita
descanso,
es ya de noche,
corre, 
aquí tampoco,
es preciso llegar, no
te detengas,
sigue buscando, muévete, camina.


(Ángel González)

sábado, 29 de junio de 2019

ESTO ES LO QUE DESEO PARA TI

A la hora de comenzar el “resto de la vida” hay que revisar algunas cosas. De entre ellas yo considero de gran importancia la amistad y a ella he dedicado no pocas entradas en este blog, a veces con quejas, a veces con esperanza y, casi siempre, con sensación de vacío.

Es hora de hacerlo de otra manera con la ilusión puesta en que cada persona interesada o afectada sabrá traducirlo todo de modo conveniente.

Expresaré esos deseos con palabras de Luis Cernuda (Sevilla, 1904 - Ciudad de México, 1963) escritas bajo ese título: Esto es lo que deseo para ti.


Felicidad: Muy dentro de ti. 
Serenidad: En cada amanecer. 
Exito: En cada faceta de tu vida. 
Amigos: Muy cercanos y pendientes de ti. 
Amor: Que siempre fluya de tu interior. 
Conocimiento: De la gracia y el amor de los demás. 
Recuerdos especiales: De todo el ayer. 
Un brillante hoy: Con mucho por lo cual agradecer. 
Un camino: Que te lleve a un hermoso mañana. 
Sueños: Para que se conviertan en realidad. 
Y gratitud: Por todas las maravillosas cosas a tu alrededor.

viernes, 28 de junio de 2019

TRISTEZA Y ABANDONO

Si tuviera que definir mi estado diría que está marcado por la tristeza y y abandono. Es así física y psicológicamente, pero también lo es sociológica y jurídicamente, por la situación que vivimos y el clima que hemos generado. Lo es, sobre todo, porque no veo voces razonables y sensatas que nos ayuden a vislumbrar luz al final del túnel en el que estamos sumidos (o lo estoy solo yo, no lo se). 

Todo son dudas, interpretaciones, hipótesis, acumulación de variables… pero no hay manera de leer un andamiaje lógico que nos diga que hay solución lógica. Parece todo dejado al albur de los acontecimientos, como si la vida, en todos esos aspectos señalados, se rigiera por una ruleta y la suerte, claro.


Todos vivimos hechizados o bajo los efectos de un alucinógeno colectivo: políticos, jueces, ciudadanos… y todos apostillamos desde que lo que argüimos es la única verdad, por lo que no movemos ni una neurona para analizar las cosas de otra manera, más que de la preconcebida.

Nos hemos dejado llevar por la propaganda y hemos corrido detrás de un globo (o de varios globos) muy bien pintados, pero VACÍOS. Y lo peor es que hemos creído que esos globos eran LA REALIDAD.

Tenemos por delante mucho que hacer y parece que nos costará confluir en un camino común, vamos que seguiremos tristes y abandonados.

jueves, 27 de junio de 2019

SI ALGÚN DÍA ME NOTAS TRISTE

Si algún día me ves triste no me digas nada, solo quiéreme. Porque a veces, cuando me he roto por dentro, no necesito que nadie me recomponga, sino que alguien me acompañe mientras me recompongo.

Si alguna vez notas desazón en mi mirada día tras día, no corras a preguntarme qué me pasa, cómo me encuentro o qué me ha hecho sentir así. Por favor, en primer lugar intenta envolverme con la calidez de tu presencia. Hazme menos preguntas, dame más abrazos.

Porque cuando me siento triste y mal, cuando me duele la tristeza y se me bloquea la mente, solo necesito estar en soledad sabiéndome acompañado. No me pidas que deje de estarlo, que no llore o que no me meta en mi mundo.

Si algún día me ves llorando recuérdame, échame una mano sobre el hombro e invítame a hablar, aunque sea del tiempo. Porque la complicidad que se intuye en la permanencia será suficiente para que sienta el confort del hogar.

Si algún día me sientes triste, no huyas de mi tristeza. No me transmitas el mensaje de que soy indeseable, no me hagas sentir prescindible ni inútil. Porque si no toleras mis sombras, tampoco merecerás disfrutar de mis luces.

Recuérdame que el sufrimiento que hoy me acongoja me ayudará a examinar mi interior, a respirar y a poner en orden mis pensamientos


Si algún día me ves triste y no sabes qué hacer, déjame que entienda que soy importante pero respeta mi necesidad de introducirme en mí, de acogerme, de examinarme. No dejes que bloquee mi tristeza porque ella me ayuda a reflexionar y a analizar mi mundo.

Si algún día me ves triste, no me digas nada. Solo quiéreme. Si me encuentras en la soledad de la oscura noche, no me preguntes nada, solo acompáñame. Si me miras y no te miro, no pienses nada, compréndeme. Si lo que necesitas es amor, no tengas miedo, ámame.

Yo, si algún día me siento triste, procuraré hablar contigo cuando me sienta con fuerzas. Procuraré sentirme importante, aceptar los matices y apreciar la bondad y el afecto que reside en el hecho de que me hayas acogido cuando más lo necesitaba.

La importancia de compartir este mensaje. Este mensaje podría estar escrito por cualquiera de nosotros en un mal momento. Da igual que seamos niños o adultos, un abrazo sin cuestionamientos ni preguntas nos ayuda a normalizar nuestras emociones y a captar el mensaje que nos envían.

Que nuestro entorno no juzgue ni menosprecie el estado emocional que acompaña y que no se determine nuestra valía a través de nuestro sufrimiento es esencial para confiar en nosotros mismos. Hay abrazos, palabras, miradas y cientos de gestos que nos transmiten ese mensaje. Lo que nos enseña social y emocionalmente la reacción de los demás a nuestra tristeza cala muy hondo en nuestra maleta.

Si las personas que nos rodean responden con rechazo, es probable que acabemos sintiendo que hay emociones que no son merecedoras de respeto. Muchas veces esto nos aboca a una falsa identidad de personas excesivamente alegres y optimistas.

Pero la tristeza también compone esa parte de nosotros y de nuestras circunstancias que tanto determinan los matices que nos acompañan. Por eso, si alguna vez vemos a alguien de nuestro entorno triste, NO debemos o PODEMOS RECHAZARLO. Exactamente se trata de hacer lo que nos gustaría que hiciesen con nosotros. Ni más ni menos.


FUENTE

miércoles, 26 de junio de 2019

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

La libertad de expresión creo que es “la marca de clase” de cualquier democracia, de tal modo que, sin ella, ninguna sociedad puede ser tildada como libre. Y la libertad puede que sea la única razón por la que luchar.

Pero hasta en el núcleo de ese concepto ha tenido que entrar el “modernismo” reduccionista, ese que busca la felicidad y los silogismos para que las cosas sean como ellos (los modernistas) dicen y no como son. Pareciera que ahora “libertad de expresión” es decir lo que me de la gana, en cualquier momento y sin respaldo ni razonamiento alguno, olvidando que esa libertad, como cualquier otro derecho humano, lleva detrás unas obligaciones.


Sócrates, hace ya mucho tiempo, hablaba que esa libertad debería pasar tres filtros para ser asumida como tal, para respetarla:

    1. LA VERDAD, para lo cual tendríamos que preguntarnos si estamos absolutamente seguros de que lo que vamos a decir es CIERTO.
    1. LA BONDAD, ¿lo que queremos decir es algo bueno y merece la pena?
    1. LA UTILIDAD, ¿lo que, con libertad, vamos a expandir, será útil?
Porque si lo que vamos a EXPRESAR no es CIERTO, NI BUENO, NI ÚTIL…¿PARA QUÉ DECIRLO?

martes, 25 de junio de 2019

A VECES, MUCHAS VECES…

A veces uno no está bien, nada bien, pero como es cosa de uno no quiere provocar que otros, los más cercanos al menos, lo sepan o no quiere explicar qué le pasa, porque hay muchas cosas que influyen en su estado, pero le gustaría que alguien lo notase y ,sin pedírselo, sin mediar palabras ni aún contando con su presencia, le abrazara.

A la vez, uno es consciente de que es normal que la vida nos sacuda, nos dé muestras de nuestra pequeñez y que lo haga con fuerza, para aprender a saborear el TIEMPO, cosa que no es fácil de aprender.


A veces hay que caer en la depresión, en la angustia o en lo que sea eso que hace que no quieras moverte ni actuar. Es la manera de aprender lo que vale la pena el esfuerzo para mantener el tono vital, la dignidad, la entereza… ante los demás.

A veces perdemos la perspectiva de que hay dos fuerzas necesarias, pero difíciles de luchar contra ellas o contra el efecto que provocan en nosotros: son EL TIEMPO y LA PACIENCIA (de la que hemos hablado en algunas ocasiones)


A veces olvidamos que hemos de mantener la UTOPÍA, por encima del tiempo y de  la paciencia. Es cierto que la utopía es como el horizonte, uno camina en pos de ella, per ella hace lo mismo alejándose de nosotros, pero sin UTOPÍA no caminaríamos. La utopía es nuestro acicate, nuestra fuerza. 

lunes, 24 de junio de 2019

LA VIDA, EL TIEMPO, EL APRENDIZAJE

En alguna de las entradas a las redes sociales me encontré esta frase que me llamó la atención:

“La vida … nos enseña a aprovechar el tiempo.
El tiempo… nos enseña a valorar la vida”

Tanto es así que tomé nota de ella (venía sin autoría y no puedo reverenciarla) porque quería hacerla mía de alguna manera.

Creo que es cierto, aunque parezca una contradicción. Y es que la vida no nos espera. ES LO QUE NOS OCURRE AQUÍ Y AHORA, no se encuentra en el futuro, no es una meta, no es un logro…y si busco otra cosa…me perderé el VIVIR.

A veces podremos necesitar el apoyo de alguien mientras “aprovechamos el tiempo o mientras valoramos la vida que tenemos”, porque es fácil perderse cuando dependemos tanto de variables externas.


Pero en momento de angustia, que es cuando esa necesidad se nos muestra más perentoriamente, tengo miedo que sea verdad este poema de Joaquín SABINA:

“La mejor manera de matar a alguien
en tu corazón es dejarlo
morir lentamente en tu mente, sin
nombrarlo,
sin llamarle,
sin escribirle, sin buscarle…

Que muera poco a poco, en
agonía lenta para que no reviva, si lo dejas
morir abruptamente, revivirá a cada instante.

Siéntelo,
llóralo, súfrelo, pero

no eternamente”

domingo, 23 de junio de 2019

A VECES HAY QUE SALTARSE LA CENSURA

A veces, aunque a los lectores no les guste (y quizá tampoco al que esto escribe) hay que saltarse todas las barreras y decir lo que se siente, por encima de todo y de todos.

La verdad es que en cada entrada a este blog hay algo de eso, siempre ha quedado al menos una frase pensada más para la salud mental que para que quede bonita ante los demás. Pero siempre hay personas con susceptibilidades especiales.

No puedo decir, porque soy incapaz de analizarlo con cordura, si los que han convivido conmigo han recibido de mi poco o mucho, bueno o malo, pero, a pesar de esos saltos de la censura, he de decir que siempre intenté dar más con el corazón que con la razón.


Soy consciente de que, como dijo Ludwig WITTGENSTEIN, los límites de mi lenguaje son los limites de mi mundo y que, por lo mismo, es posible que mis palabras sean limitadas y no expresen lo que yo quiero decir, pero también sé que nadie puede seguir viviendo sin limpiar su corazón, sin colocar en orden de importancia su pasado y sin perdonar incluso la ignorancia de los demás o su mala interpretación de mis palabras.


A veces uno elige dirigir sus afectos (asumiendo las consecuencias al caso) para que llene los días de soledad, para temblar con esa persona, para poder seleccionar experiencias consistentes, para volar…. pero uno no piensa que intentar volar sin red es un riesgo demasiado alto. Y, aunque no queramos, se impone la censura.

sábado, 22 de junio de 2019

LA MIL VECES NOMBRADA PACIENCIA

Se supone que el término “paciencia” tiene su origen o tiene que ver con el prefijo PAZ. Algunos autores la utilizan como la virtud que lleva  aguantar las adversidades.

Estoy más cerca de lo primero que de lo segundo, por cuanto en el segundo caso estaríamos admitiendo que la paciencia es algo pasivo y una cosa es AGUANTAR CON SERENIDAD los acontecimientos y otra “aguantar mientras se pueda”.

En ella debe intervenir el CARÁCTER  (es un decir), porque si uno es impulsivo, por ejemplo, difícilmente aguantará con “decoro” situaciones de las que hay que defenderse.


Supongo que los que defienden esa segunda postura dan por supuesto que hay personas que pueden responder a los infortunios con conocimiento de causa, con equilibrio (cosa que no es tan fácil, se mire como se mire)

De todos modos yo no he visto a nadie que nazca PACIENTE. Los neonatos expresan sus necesidades sin sentido y sin entender que tenga que esperar, por ejemplo, o sea, que la PACIENCIA debe ser producto de un entrenamiento

Requiere, pues, convicción, razonamiento y ESPERANZA para lograr el control de las emociones que provoca cualquier alteración en nuestro estado.


Pero todo el mundo la recomienda como si fuera el “ungüento” universal que todo lo cura. 

viernes, 21 de junio de 2019

TODO LLEGA Y TODO PASA... CON PACIENCIA

Todo lo que sucede tiene su tiempo y su ritmo, aunque las más de las veces no lleguemos a entenderlo. Pero todo tiene un principio y un fin.

Dicen que de lo que hay que disponer es de PACIENCIA (hablaremos más de ella),porque ella ayuda a entender el recorrido a que nos obliga el camino que nos toca transitar (ya sea tormentoso o feliz), a entenderlo y a mantenernos en el presente.

Parece que la PACIENCIA ayuda a que, sea lo que sea lo que nos pase, eso permanezca en el recuerdo y nos ayude a comprender y aprender, de paso que nos mantiene nuestra esencia.


Debe ser una especia de racionalización de la vida, de lo que nos acontece en ella, un tipo de relajación, de evitar el estrés.

Debe ser importante porque debe sostener todo lo que nos afecte en todo tiempo y venga de donde venga y no es un fármaco que se dispense en las farmacias o se pueda implantar en un quirófano.

Debe actuar en los problemas de la vida diaria, en todo lo que nos influye y en cómo lo solucionamos, en la toma de decisiones para salir o resolver esos problemas, en el estado en que nos puede dejar una enfermedad, por ejemplo, las preocupaciones de cada día (nuestras y de nuestro entorno afectivo y tanto racionales como irracionales) 

jueves, 20 de junio de 2019

NUESTRAS VENTANAS

Cada uno de nosotros tiene una caja o un lugar especial con las fotos de su historia, personal y familiar, normalmente. Cada una de esas fotos evoca momentos, situaciones, recuerdos…, son como una ventana a nuestra historia.
Al respecto Federico GARCÍA LORCA decía: 
“Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse, como una ventana llena de sol”

Y es cierto. Guarda paralelismo con una de esas frases que aparecen en”muros que hablan”:
“Eres el único lugar del mundo al que yo desearía volver y quedarme para siempre”.


Yo tengo cajas de esas y algún lugar al que desearía volver si pudiera. Quizá pueda parecer una cursilada, pero hay veces que, sin censura alguna y sin vergüenza, hay que expresar lo que uno siente, aunque alguien, en situación extremadamente sensible, se pueda ofender. Hay que buscar el equilibrio y ese equilibrio requiere de estas confesiones.

Extrañar recuerdos o vivencias, personas o situaciones… parecen solo debilidades, pero EXTRAÑAR  de verdad es como si una boa te apretara el corazón y DUELE. Creo que eso justifica estas confesiones.

Y yo sé que hay amores que duran para siempre, aunque no se toquen, aunque no se vean… y también duelen.


Lo que decía: Hay que abrir nuestras ventanas y dejar ver lo que uno EXTRAÑA.

miércoles, 19 de junio de 2019

EL PERDÓN CAMBIA EL FUTURO

Estas palabras nacen de la lectura de un escrito, aparecido en el Diario “La Vanguardia”, editado en Colombia , del día 29 de mayo del año en curso. Su título era: “Perdonar no cambiará tu pasado pero sí cambiará tu futuro”. El texto completo puede verse aquí.

Creo que el perdón es la “medicina” de todos los que intentan salir del torbellino personal que provoca el haber sufrido violencia. Es más, el perdón es el germen de la ESPERANZA o la fuerza para seguir fuera del rencor y la venganza.

Lo contrario nos dejaría en manos de la vulnerabilidad y el resentimiento y con esa mochila no creo que sea posible avanzar por el camino de la vida.


No se tata de dilucidar quién tuvo la culpa de qué, ni de hacer juicios de valor… se trata de recuperar fuerzas y mostrarlas.

El escrito de referencia aporta dos frases que nos pueden servir para completar lo que decimos:

“Hoy te perdono, y no por ti sino por mí. Es muy pesado cargar la cruz del rencor, y necesito espacio para seguir mi vida de manera tranquila.
  
Tampoco vales tanto mi atención como para querer vengarme de ti ni algo parecido. Y aunque te juro que hago mi mejor esfuerzo para tratarte bien, me cuesta demasiado ser doble cara y prefiero decirte la verdad como es, sin pelos en la lengua. Así nos ahorramos el teatro…”


Pienso que el perdón es liberador, no cambia nada lo que pasó, ni hace olvidar la lección aprendida, pero hay que aceptarlo para poder seguir.

martes, 18 de junio de 2019

DILEMAS ESTIVALES

Habíamos quedado en que estas fechas tenían que servir también para mirar las cosas que acontecen con otra perspectiva y hay que intentarlo, por lo menos.

Hace un tiempo que se viene poniendo en cuestión la subvención que el Estado “da” a la Iglesia Católica. No voy a entrar ahora en razones, dimes y diretes, cada cual puede pensar lo que le de la gana, con tal de que demuestre de que es capaz de pensar, pero hay cosas que me llaman la atención.



Me llama la atención de que viviendo en un país subvencionado solo se hable de eso. Veamos: subvencionamos el carbón que no se saca de ninguna mina, las jubilaciones anticipadas (teóricamente vilipendiadas), el no trabajar (vía subsidio mínimo o vía PER en algunos lugares), hasta el carrillo del niño para algunas minorías, a los Partidos Políticos y no digamos a los SINDICATOS (que merecerían un capítulo de 800 páginas para ellos solos), a algunas familias porque mandan a sus niños a la escuela, las zonas incendiadas, las vacunas y hasta los efectos que provocan los que no se vacunan por falta de neuronas, a las ONG (aunque solo sirvan para hacer excursiones -ojo: las hay honradas y honrosas, pero eso no me desdice-), las piscinas para 200 usos anuales, el deporte, a los ocupantes ilegales de edificios, …


Y ¿solo ponemos en cuestión las subvenciones a la Iglesia? Alguien tendría que hacer el favor de explicar esto, alguno de esos intelectuales de incubadora que ahora padecemos, digo yo.

lunes, 17 de junio de 2019

EN TIEMPOS CONVULSOS

En “tiempos convulsos” algunos necesitan identificarse con algo para definirse y sentirse seguros, otros (como en el caso del que esto escribe)… solo tienen “recorrido”, “camino” y su recorrido es lo que les define, no el lugar. De ahí el poema de León Felipe:


Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.

La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.

Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.


León Felipe: “Romero sólo”

domingo, 16 de junio de 2019

UNA MAÑANA DE DOMINGO (Historia corta)

La luz de un nuevo día le ha despertado. Tras unos minutos de perezosa indecisión, se levanta de la cama. Camina hacia el cuarto de baño. Se lava la cara, las manos, los dientes. Se mira en el espejo. No le gusta lo que ve.

Vuelve a su habitación. Se asoma a la ventana. No es una hermosa vista, apenas unos sucios y viejos tejados. Mira el reloj y piensa que debería darse prisa. Tiene cosas que hacer. Pero la llamada del deber no consigue vencer a la apatía. Esa indolencia es la que siempre le ha hecho llegar tarde a todos los sitios. Por ella llegó tarde a su graduación. Le hizo llegar tarde a las entrevistas de trabajo, a sus citas amorosas, a las reuniones familiares. Pero no solo eso: llegó tarde al descubrimiento del sexo, a la verdadera amistad, a ganarse la confianza de sus padres, de sus jefes, de su casero…


Ya nada le importa. Es una triste y lluviosa mañana de domingo y sabe que siempre llegará tarde. Piensa si algún día será feliz, si encontrara a la mujer de su vida: alguien con quien pasear tranquilamente por un parque bajo un sol agradable, alguien con quien concebir unos niños hermosos, alguien a quien dar caricias, a quien decir te quiero; una mujer que le entienda, que le ame, que le enseñe a vivir. Pero no tiene demasiadas esperanzas.

Se vuelve a mirar en el espejo, y se ve tan viejo y sucio como esos tejados. Se pregunta si algún día esa mujer que no conoce y que ni siquiera sabe si existe le rescatará de la soledad, de la desidia, de su indiferencia ante la vida. Pero ya no espera nada del amor. Es más, ya no cree en el amor, porque ya no cree en nada.

Recibe una llamada telefónica y una voz al otro lado del teléfono le pregunta si está preparado. Él dice “sí” aunque está sin vestir. Mira el reloj, y empieza a ponerse la ropa.

Y, mientras la lluvia encharca la ciudad esa triste mañana de domingo, se da prisa para no llegar tarde a la boda, a su propia boda.


“Una mañana de domingo” está incluido en el libro:  FUENTE

sábado, 15 de junio de 2019

SOY

Cuando uno se pierde, los referentes se difuminan:


Soy el que sabe que no es menos vano 
que el vano observador que en el espejo 
de silencio y cristal sigue el reflejo 
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano. 

Soy, tácitos amigos, el que sabe 
que no hay otra venganza que el olvido 
ni otro perdón. Un dios ha concedido 
al odio humano esta curiosa llave. 

Soy el que pese a tan ilustres modos 
de errar, no ha descifrado el laberinto 
singular y plural, arduo y distinto, 

del tiempo, que es uno y es de todos. 
Soy el que es nadie, el que no fue una espada 
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.


José Luis BORGES

viernes, 14 de junio de 2019

POR HACER

Decía Goethe que 

todos los días deberíamos oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y, si es posible, decir algunas palabras sensatas”. 

Justamente algo así me movió a abrir y mantener mi blog personal.

Lo hice también porque pensaba que hacerlo me iba a ayudar a que la estructuración personal se iba a acabar en el momento menos pensado y que, a través de la reflexión que las palabras exigen, me iba a dar cuenta de lo que realmente merece la pena.


A estas horas sé que este pequeño esfuerzo de expresión no ayuda a que las piezas se coloquen en su sitio y a llevar una vida armónica (hay fuerzas muy potentes alrededor que lo impiden) y que tampoco ayuda a evaluar lo que merece la pena, pues al final pareciera que NADA merece la pena. Pero sí que ayuda a que no importe nada lo que los demás piensan de uno, a ver el recorrido personal y recorrer una y mil veces el camino entre el momento de las primeras decisiones y el lugar en el que me encuentro en mi camino. También a pensar que, incluso los desastres vividos, forman parte de un proceso para llegar a ser el que soy, aunque no sea tanto como me hubiese gustado y había planeado. 


Y a vivir en propia carne que lo peor no es estar mal, sino no contar con la comprensión y ayuda necesarias para seguir con solvencia.