domingo, 26 de mayo de 2019

LEER Y ESCRIBIR

Volvemos sobre algo que hemos tratado hace muy poco: leer y entender

Revisando viejos materiales me he encontrado con una artículo publicado en la Revista Memoralia, perteneciente a la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (UNELLEZ) en 2008 y de la que son autores una española (UOC) Cassany y un venezolano (Morales).

Ver el artículo me ha recordado un viejo chiste que espero no afecte a nadie: En una feria un individuo quería vender un burro y gritaba todas sus  bondades, entre ellas defendía que era una burro tan listo que sabía leer. Eso de saber leer atrajo a otro paisano que quiso comprobarlo, pues le llamaba la atención tamaño logro. El vendedor pidió un periódico y lo puso delante del burro, que inmediatamente bajó la cabeza para escudriñar lo que le había caído delante y el vendedor gritaba, ¡Ve, ve cómo lee!. El curioso no se convenció y decía que él no le oía decir nada a lo que el vendedor replicaba: “Yo he dicho y mantengo que saber leer, pero no que sepa pronunciar”.


Y recuerdo ese cuento porque, aparte de las nuevas modalidades y exigencias de la lectura (literacidad, género textual, análisis del discurso, decodificación general e iconográfica…) mi experiencia no me lleva a las mismas conclusiones que los autores del artículo encontrado y revisado:

Los alumnos de hoy (en general) no sólo no saben leer ni escribir, no saben tampoco interpretarlo y, además, ni les gusta. No entienden las convenciones sociales ni son capaces de concentrarse en lecturas de más de 125 caracteres ni de hacer un resumen inteligible de lo leído ni oído.

Difícilmente, en esas condiciones, pueden ser capaces de COMUNICAR, aunque parezca que lo hacen, pero lo hacen de un modo tan superficial y arbitrario que es imposible reconstruir sus comunicaciones.

TRISTE RESUMEN.

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