Mi abuelo paterno (al materno no le conocí) tenía muchos “dichos”, entre ellos estos que quiero recordar hoy:
- El burro tropezando y el amo cayendo, ambos van aprendiendo
- El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
La vida te va enseñando que es verdad, una verdad estocástica, es cierto, pero… que hay que asumir. A lo largo de la mía he aprendido que el pasado no es donde estoy, donde vivo, sino solo un lugar de referencia, o sea, solo para tener en cuenta y no volver sobre cuestiones pasadas.
También que el miedo es lo que puede separar lo que quiero de lo que tengo. Es tan cómodo guarecerse en un rincón… e inventar excusas…
Ahora voy viendo que en la vida todo da la vuelta. Te das cuenta de que aquello que criticabas de tus padres lo haces o lo dices tu, que la maldad vuelve a quien la utiliza, que las mentiras ensucian al mentiroso, la envidia a quien la siente…, vamos, que la vida da vueltas a la velocidad de la tierra.
Por otra parte sé que, por mucho que uno haya leído, el amor no es natural. Requiere esfuerzo y paciencia, porque realmente no es un sentimiento, sino una práctica (en esto seguro que está en desacuerdo mucha gente), aunque la esencia de lo escrito esté en Erich FROMM.
Por eso, porque el amor no es natural y requiere esfuerzo, el amor no duele, duele el rechazo, la ausencia, la soledad, la pérdida, la envidia…o el sentimiento de que todo eso pueda ocurrir Quizá ocurra que todos (yo el primero) estuviéramos impregnados de una visión demasiado romántica y almibarada del amor. Efectivamente el amor cura el dolor y nos hace sentir bien, pero no duele.
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