Quiero decir a las personas amigas que a veces puedo parecer distante (uno tiene sus limitaciones), pero nunca estoy fuera de los influjos de mis afectos. Puedo incluso no escribir, no responder a los escritos que me mandáis, bien directamente, bien a través de las redes sociales, pero nunca os olvidaré. Podemos vivir lejos y, por lo mismo, tener ambientes e influencias diferentes, pero nunca os abandonaré.
Quizá sea la necesidad (podéis interpretarlo así, porque algo hay de ello) pero más que eso es la necesidad de contar con referentes que me ubiquen convenientemente en la vida por la que transito (porque no puedo decir que vivo).
A la par diré también que he cambiado y lo he hecho tanto que no me importa ver mi buzón vacío (lleva tiempo con muy poquito correo). Tampoco me importa si, aparte de no hacerme llegar noticias, se preocupan de mi o me recuerdan, no me importa si alguien sabe cuál es mi estado… A lo largo del camino me he dado cuenta de que uno se va haciendo cada vez más transparente, más prescindible… y las personas se portan en consonancia con eso, independientemente de la unión que hubiera antes.
He aprendido mucho, no solo esto que anoto hoy. Lo he hecho siguiendo al maestro AVERROES, que decía: “la ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio y el odio lleva a la violencia. Esa es la ecuación”. Por eso he evitado ser ignorante, aprender y adecuarme a los cambios.
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