domingo, 21 de octubre de 2018

MI VISIÓN PERSONAL

MI VISIÓN PERSONAL

Entre mis apuntes y papeles de mi adolescencia he encontrado una vieja poesía a la que no puedo poner autoría. Estaba entre mis apuntes de Lengua y Literatura y sé que el cuaderno era de mis quince-dieciséis años y que ese año en concreto fue un año crucial en mi recorrido vital.

Lo fue porque en aquel momento hube de tomar decisiones sobre cómo orientar mi futuro ( a esa edad lo que se tiene es futuro, difuminado y confuso, pero en ese momento no pesa la experiencia ni casi el presente). Y para ello tuve que poner en solfa lo que venía haciendo y sopesar mis posibilidades.

De todo ello saqué varias conclusiones: que no podía seguir por el camino que llevaba, que quería ser lo que después logré ser, que no me faltarían fuerzas ni dedicación y que mi vida se parecía mucho a este poema, que, desde ese momento, me ha acompañado siempre.


Hoy lo quiero traer aquí porque completa algunas de las entradas que he ido haciendo (la vida no es un problema, a veces… la vida, seguir y seguir, etc.), aunque suponga también cierto sonrojo, en la medida en que desnudo buena parte de mis creencias más íntimas.


Lento el atardecer se viene encima.
Lento y seguro el sol hacia su ocaso,
lento el tiempo y, mucho más acaso,
el lento caminar hacia la cima.

Poco a poco la noche se aproxima 
extendiendo su manto oscuro y raso.
La luz se va extinguiendo paso a paso
en tanto que me hiere y me lastima

la amarga soledad en que camino.
Andar, andar sin fuerza, sin aliento
Parece ser la norma de mi sino,

sentir esta nostalgia que yo siento,
ser siempre sin remedio peregrino

desecho por continuo desaliento

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