martes, 2 de octubre de 2018

LA MEMORIA

LA MEMORIA

Juan Ramón Jiménez dejó escrito: “¡No corras, vete despacio, que a donde tienes que llegar es a ti mismo”. Y, desde mi situación al menos, hay que reconocer que su frase está llena de razón. Poco queda fuera de uno cuando la vida va en declive.

Somos, como decía Saramago, “la2 memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. Y memoria y responsabilidad nacen y se desarrollan dentro de uno mismo.

Ambas frases, la relativa a las prisas y a que todo se reduce a lo que queda en la memoria, son la vida, la historia, el recorrido de uno mismo, son su síntesis, su esencia y el camino para llegar donde tenemos que ir: a nuestro propia encuentro.


De ese modo, cada uno de nosotros somos nuestro propio LIBRO. Nos reescribimos, nos subrayamos, nos agregamos o nos arrancamos páginas, porque ambas acciones nos son necesarias, en unos casos porque no dimos la importancia que tuvieron algunas experiencias y en otros porque aún nos pueden quedar vivencias que nos duelen. Pero siempre hemos de dejar alguna hoja en blanco, como esperanza de poder escribir algo más, aunque solo sea para interpretar las hojas escritas.


En ese proceso uno no está para nadie más, porque nos hacemos falta a nosotros mismos, por egoísta que pueda ser la frase (que lo es). Aún así siempre quedará algo o alguien a lo que tendríamos que poner una “pegatina” con el texto: “OLVIDÉ OLVIDARTE”.

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