martes, 30 de abril de 2019

LA INEPTOCRACIA

Ya hemos votado y todo lo que parecía importante hace unos días se ha evaporado ante estrategias sin sentido social. El sistema hace buena una definición, que siempre creí pesimista, de democracia, que dio en su día Jean D’ORMESSON.
Él hablaba de “L’INEPTOCRACIE”, entendida “como el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número decreciente y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que sabe que son idiotas”.


Está claro que esa definición tiene muchos flecos para ser atacada, pero también que tiene un concepto central que es muy válido en los tiempos que corren.

Porque el pasado debe ser un lugar de referencia, no para ser demolido, sino para que nos fijemos en él, pero no un lugar de RESIDENCIA, como pretenden otros. APARTE de que no podemos pasarnos la vida en la diatriba pasado - futuro.


Decía Miguel OTERO SILVA: “ Yo no vi las casas, ni vi las ruinas. Yo solo vi las llagas de los hombres. Se están derrumbando como las casas, con el país en el que nacimos. No es posible soportar más. A este país se lo han cogido cuatro bárbaros, veinte bárbaros, a punta de lanza y látigo. Se necesita no ser hombre, estar castrado como los bueyes, para quedarse callado, resignado y conforme, como si uno estuviera de acuerdo, como si uno fuera cómplice”.

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