miércoles, 24 de abril de 2019

COLOCANDO LA ESPERANZA EN SU LUGAR


Decía Federico García Lorca que “el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”.

Desde hace un tiempo pienso, no sin dolor, que a este blog, una vez establecido que PODÍA no tener ya significados temporales que anotar (por falta de significados conceptuales y afectivos) le faltaba solamente un epitafio. A él llegaremos. Antes… seguiremos con el objetivo que me trajo aquí, a este temporal (y final) refugio de intimidades.

Estoy aquí porque en la vida todo es frágil, hasta los sentimientos más profundos, más queridos, más cuidados… Todo es frágil y, por ello, creo que es preciso escribir, para evitar que todo se sienta como pasajero o, quizá, para hacerlo menos pasajero. Escribir, en este caso, es también escarbar en el corazón, buscar en lo más profundo de nuestra condición humana.


Y lo hago por mí y, quizá, para mi, sabiendo como sé que mis palabras son solo aire y que irán al aire, una vez perdida su condición de creíbles.

Y, por ello, he hablado de soledad y de recuerdos como apoyo para acercarme a la esperanza Al respecto me viene a la mente un pequeño poema de Pablo NERUDA, que quiero dejar en este altar al recuerdo, quizá repitiéndolo:

O dice: me costó caro
haber tenido esperanza.

La esperanza tiene su valor,
algunos invirtieron su vida
en un sueño y perdieron.
Unos pocos ganaron.

Pero la esperanza es necesaria,
así como se necesita el sol.
Al vivir bajo la sombra,
su solo reflejo da vida.

Mejor decir cuando va mal:
“tal vez mañana irá mejor”,
que perder toda esperanza
y vivir sin el corazón.


Pabro NERUDA

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