sábado, 25 de agosto de 2018

LA DIFAMACIÓN Y LA MENTIRA

LA DIFAMACIÓN Y LA MENTIRA

Estamos en época estival, es un decir, porque buena parte de la “clase” política anda con un ojo abierto vigilando a los demás. O sea, que de vacaciones poco. El día 16 se reunió la Mesa del Congreso Catalán y el Consejo de Ministros, por ejemplo y eso no suena a vacaciones, romper con el mundo del trabajo cotidiano.

Los primeros para seguir jugando al ratón y al gato, diciendo y negando que iban a poner en el orden día la famosa ley del Referéndum, ese que aliviará de todos los males a Cataluña (es curioso que no se diga nada de los ciudadanos de Cataluña) y los otros a esperar que lo hagan para actuar en consecuencia.


Y eso en una sociedad uno de cuyos vicios es precisamente la difamación, caiga quien caiga, cuando no la mentira, porque ambas cosas parece que aquí están amparadas por la LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Se trata, estoy seguro, de confundir.

No es extraño que la máxima esa de que “todos como iguales” sea una entelequia en este territorio cuando hasta la gasolina tiene diferente precio, según la comunidad, o las transmisiones patrimoniales o, incluso, lo que uno recibe al jubilarse (los vascos cobran un 30% más que el resto), o el IRPF que permite un “tramo autonómico” claramente discriminatorio.


Las respuestas a esas diferencias son variopintas y nada claras, tan poco, que no es posible entenderlas, no sólo son mentira, sino que se hacen difamando al resto de Comunidades. 

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