INGENUIDAD
En mi ingenuidad, que aún me dura a pesar del tiempo vivido y de las vicisitudes sufridas o gozadas Sigo pensando que la convivencia entre las personas necesitan normas y que nadie, al menos en una democracia (sea o no la mejor) nadie puede estar ni por encima ni al margen de esas normas.
Hasta tal punto creo en eso que no me cabe en la cabeza que la política pueda estar al margen de las normas, ni tampoco la interpretación de la historia, ni mucho menos los derechos que tanta sangre ha costado obtener.
Vamos, que no se puede actuar fuera del marco de las normas de convivencia que hemos establecido y mucho menos que unos pocos quieran arrogarse el privilegio de retorcerlas en beneficio de esos pocos.
Y aquí llevamos 40 años erosionando la cultura, la historia, la convivencia, las normas…con el fin de que unos pocos puedan tener algo afectivo (que no lógico) con lo que identificarse, privando a todos los demás de ese derecho. Y eso se hace por un grupo que está encabezado por el representante ordinario del Estado en Cataluña, según el artículo 152-1 párrafo 1º de la Constitución Española, que eso es lo que es el PRESIDENTE de la Generalitat.
He de dejar a un lado la ingenuidad.
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