Siempre me han llamado la atención situaciones como la que muestra la imagen de esta entrada: un árbol tirado por el viento, unido de nuevo a la tierra a través de sus ramas, que no se rindió y siguió siendo un precioso árbol.
Siempre he creído que es una lección de vida. Lejos de abandonarse y entristecerse, más lejos aún de echar culpas a nada, esa acción le permitió seguir siendo árbol.
Nada alrededor se altera, no ocurre como con los seres humanos, que parece sentirse bien sabiendo que emocionalmente han destruido a alguien.
En la naturaleza se puede comenzar de cero muchas veces a pesar de los daños, cosa que no es tan fácil entre los seres humanos, con los que no es fácil forzar relaciones de ningún tipo y hay que dejarles marchar.
Así es fácil ver que personas de las que siempre has hablado y tratado bien, hablen y te hagan mal. Hay que seguir siendo el mismo a pesar de todo, porque eso es lo que marca la diferencia entre rendirse y luchar.
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