Es difícil asumir que, cuando alguien te cuenta un problema, no se esté quejando y, a la vez, no esté descargando en ti parte de ese problema. Soy tan iluso que creo que esa persona CONFÍA en esa otra a la que cuenta su problema. Pero la vida es como es y muy pocos asumen eso de este modo, por lo que lo mejor, parece ser, es quedarse uno con el problema.
Es difícil, por otra parte, hacer comprensible en su amplitud un problema personal, requiere de muchas explicaciones y eso… suele enredar el problema o hacerlo aún más difícil de interpretar, por lo que propongo que se haga lo mismo que con los errores: reconocer que tienes un problema (aunque eso cueste indagar e ir más allá de los propios conocimientos), admitirlo (lo que no es tan fácil como puede parecer), aprender algo de él y tratar de OLVIDARLO, esto es, intentar vivir como si ese problema no existiera (lo que tampoco es nada que se pueda conseguir en un día o dos).
Mientras, no hay más mano que la fantasía, evadirse de la realidad, quizá porque, según la experiencia, es el único modo de acercarse a la realidad sin mucho daño, sin pesimismo, sin demasiado dolor.
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