Así, de golpe, pareciera una entrada muy poco apropiada para comenzar las andanzas por un nuevo año, pero, por raro que pueda parecer, nuestra intención es justamente la contraria. Porque a veces, de lo que se trata, para vivir en armonía, es precisamente de actuar lo mejor posible con uno mismo y con los demás sin esperar nada, sino por convicción, porque eso ayuda a vivir en paz.
Esperar no es sentirse derrotado o pasivo. Pienso que no esperar es facilitar que la paz, el equilibrio, la armonía… lleguen; es, además, actuar con tranquilidad, sin miedo, sin egoísmos. No esperar en este caso es ESPERAR TODO o quedarse a la espera de todo.
No esperar nada es asimilar experiencias negativas, desactivar el pesimismo que tantas veces nos limita, poder soñar con todo.
Ojalá que este año que estrenamos nos traiga a todos la paz y armonía que necesitamos para disfrutar de la felicidad por la que luchamos o que nos dé el empuje para hacerlo.
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