SUEÑOS DIALOGADOS
El 7 de enero de 2009 y en otro lugar muy especial dejaba constancia de este poema de Machado, “Los sueños dialogados”. En aquel momento era un grito al diálogo, al pacto, a la comunicación, a deshacer malentendidos…
Hoy vuelvo al poema, pero en otra situación y, por lo mismo, con otras intenciones. Han pasado más de 9 años y es normal que sea así. aunque ya por entonces era consciente del proceso en el que sigo.
Hoy, por esas cosas que digo y las que se esconden detrás, cada verso tiene otro significado. Efectivamente la soledad es mi sola compañía (que entonces quería solucionar y hoy asumo como algo que forma parte de mi, como inevitable, incluso normal).
Hoy sigo buscando la mirada, pero parece que no es necesaria ni la comprensión, ni lo es el diálogo o la comunicación. Ni busco ni espero nada si no es encontrarme en el recuerdo, en mi recuerdo, porque hoy dialogo con mis sueños.
¡Oh soledad, mi sola compañía,
oh musa del portento, que el vocablo
diste a mi voz que nunca te pedía!, responde a mi pregunta: ¿con quién hablo? Ausente de ruidosa mascarada,
divierto mi tristeza sin amigo,
contigo, dueña de la faz velada,
siempre velada al dialogar conmigo.
Hoy pienso: este que soy será quien sea; no es ya mi grave enigma este semblante que en el íntimo espejo se recrea,
sino el misterio de tu voz amante. Descúbreme tu rostro, que yo vea
fijos en mí tus ojos de diamante.
oh musa del portento, que el vocablo
diste a mi voz que nunca te pedía!, responde a mi pregunta: ¿con quién hablo? Ausente de ruidosa mascarada,
divierto mi tristeza sin amigo,
contigo, dueña de la faz velada,
siempre velada al dialogar conmigo.
Hoy pienso: este que soy será quien sea; no es ya mi grave enigma este semblante que en el íntimo espejo se recrea,
sino el misterio de tu voz amante. Descúbreme tu rostro, que yo vea
fijos en mí tus ojos de diamante.
Machado, A. (los sueños dialogados, IV)
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