LIBERACIÓN
“A estas alturas de mi vida mantengo una frontal oposición a que ninguna autoridad decida por mí qué debo pensar, qué debo decir, qué debo callar. En consecuencia estoy en franca rebeldía contra dogmatismos y adhesiones inquebrantables, ejerzo mi derecho a disentir, sea o no de quienes forjan la ortodoxia.”
Y también escribo, como decía Ángel Fierro, “para liberarme de cuantos tienen monopolizada la verdad, en su propio provecho y porque conviene reivindicar la diferencia entre ser inocente y ser ingenuo”.
Pienso que hay tanta dignidad en labrar el campo como en escribir un poema, porque, entre otras cosas, la dignidad reside en el corazón y en la actitud del hombre no en la descripción de su trabajo.
Así que:
No te des por vencido, ni aún vencido.
No te sientas esclavo, ni aún esclavo
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo,
que aún viejo y ruin vuelve a ser clavo,
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza,
necesita del agua y no la implora.
Que grite y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza.
(Almafuerte)
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